Este no es un año especialmente bueno para las setas, pués ha llovido tarde y el frio amenaza con no dejarlas salir. Pero buscando se pueden encontrar unos buenos ejemplares.
El rincón de montaña donde yo encuentro las mías se llama Mercat de Sant Josep. ¿que donde está eso? Pués en las ramblas de Barcelona. Aunque se llama así, la gente lo conoce como La Boquería. Mucha gente no sabe porque se llama la Boquería, pero aquí estoy yo para explicároslo. Desde hace muchos, muchos, muchos años, los payeses vendían sus productos dentro de la fortaleza. Berenguer IV, al conquistar la ciudad de Almería en tiempos moriscos, se trajo como botín de guerra una impresionante puerta. Era tal su belleza, que la gente se quedaba con la boca abierta al verla. Otra historia cuenta que los judíos vendían su carne de chivo (boc en catalán) en las inmediaciones del mercado, y aún cuando fueron expulsados, su nombre quedó grabado en la memoria de los barceloneses.
Sea como fuere nos dejaron este maravilloso mercado que hay que visitar por lo menos una vez.
Bueno, después de este pequeño rollito, entramos al mercado.
Trompeta de la muerte
Ceps o boletus edulis
Rosinyols o rebozuelos
Después de la compra un paseito por las siempre animadas ramblas.
Y después nos queda una ardua tarea. Limpiarlas.
Depués, las coceremos por separado, ya que cada una tiene un tiempo de cocción diferente.
Las saltearemos con aceite de oliva y sal, sin más. Cuidado con la sal, ya que menguan mucho y al reducirse os pueden quedar saladas.
Luego las mezclaremos y a disfrutar.
En el Mediterrani las servimos con butifarra negra. Manjar de dioses.
Y como dijo el escritor-periodista francés Tristan Bernard : "Los amores son como las setas, que no sabe uno si son venenosas hasta que ya las ha comido y es demasiado tarde."
No hay comentarios:
Publicar un comentario